viernes, 12 de diciembre de 2008

Injusticia cometida


Este es Chocolate.
Es el consentido de la familia.
Siempre se porta bien, a excepción de los días en los que definitivamente hace berrinche porque se queda solo y afuera de la casa.
Su manera de demostrar que está enfadado, es haciéndose pipí adentro. Pero bueno, no se hace en cualquier lugar; solamente en donde es la pasada de la salida al patio... ah qué perrito.
En fin, la cosa es que antier hizo berrinche porque mi mamá no está (ella es su mamá y NO TIENE PORQUÉ IRSE SIN ÉL -al menos eso es lo que el perrito siente-) y se hizo dentro de la casa. Obviamente lo regañé, no le dirigí la palabra y se dio cuenta de que la regó -literalmente-.
La cosa es que hoy, amanece un charco amarillo junto a la nochebuena que está justo al lado de la puerta de entrada y yo (como es de suponer) regañé al sujeto canino en cuestión; pero no pude hacerlo bien porque iba de salida... así que opté por amenazarlo y al volver; lo regañé, lo correteé por toda la casa hasta que lo acorralé debajo del lavadero y zaz! le propiné unos buenos periodicazos.
De sobra está decir que se me salieron las lágrimas. El pobre Chocolatito no lloró ni una vez pero temblaba como gelatina a medio cuajar. Lo abracé, le dije que no hiciera travesuras porque odiaba tener que pegarle y él parece que entendió, porque me abrazaba con sus patitas y se me restregaba en las piernas. Hicimos las paces y me perdonó.
Al cabo de un rato decidí que ya era tiempo de limpiar su "gracia" y fui con periódicos para secar y después pasar el trapeador. Cuál ha sido mi sorpresa al percatarme que NO ERA PIPI DE PERRITO lo que había junto a la maceta!!! Lo que había era agüita amarilla de la misma planta; agua que salió después de la regada de rigor la noche anterior.
O sea, que le di una periodiquiza gratis a mi pobre can. Lo volteé a ver, me miró con esos ojitos tan bellos que tiene como diciendo "ya ves, ora sí que no fui yo"; me le acerqué lo acaricié detrás de las orejitas como tanto le gusta y le pedí perdón.
Creo que me entendió, porque toda la tarde estuvo detrás de mí y venía a buscarme para que lo acariciara.
Qué bárbara, cuando le di su tunda con el periódico se me partía el corazón con cada golpe. Creo que cuando tenga hijos y deba reprenderlos me va a pasar lo mismo... llorará el chamaco por el regaño y llorará la mamá por tener que hacerlo.
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Feliz Navidad
Excelente año 2009!