Lost

Perdí la brújula.
Me perdí a mí.
Me he quedado en el borde del abismo.
No hay amor,
no hay amor,
no hay amor...
No hay nada.
Desaparecieron las ilusiones.
Se me fue el amor.
Ya no tengo ánimos para seguir como hasta ahora.
No hubo amor,
no hubo amor,
no hubo amor...
Jamás existió.
Palabras vibrando en el espacio.
Roces que no pasaron de ser espejismos.
Me faltan fuerzas para seguir amando sin amor.
Robó mi corazón,
robó mi corazón,
robó mi corazón...
Y me he quedado sin nada.
Seguir viviendo,
avanzar,
superar el dolor.
Intentar ahogar el llanto delante del mundo entero.
Encerrar el dolor,
encerrar el dolor,
encerrar el dolor...
Acorazar de nuevo el corazón atribulado.
Perdí lo que nunca tuve.
Perdí la brújula.
Y entre tantas pérdidas, me perdí.

Sé que me equivoqué, pero amar estan inevitable como la lluvia.
Hay cosas que no se pueden evitar: a quién amar es una de ellas.
Y después de una ilusión que no te lleva a ninguna parte, no queda más que recoger los pedazos de alma que quedan en carne viva; no queda más que conservar la cordura y no perderse en la desesperación. No queda más que llorar, sufrir y después seguir adelante.
¿Doler? Oh si! duele tanto que creo que me quemo por dentro. Pero en el amor, no existen culpas, porque no es posible detener la enloquecida carrera de un corazón desbocado.
Es imposible frenarse, cuando se tiene al amor estrellado ya contra el parabrisas. No puedes evitar amar, por más esfuerzos que pongas en ello.
Te amo con pasión, con ternura, con inmensa locura.
Pero tengo que aprender a dejar de amarte.
Porque tú no estás enamorado de mí.