viernes, 21 de mayo de 2010

Lo que nunca has sentido

Esta será la última vez que leas mis palabras. Y no son ningunas palabras de amor. Sólo espero que seas lo suficientemente maduro y valiente como para leer hasta el final sin detenerte y aceptar los errores que ambos cometimos, así como la crueldad con la que me trataste, la indiferencia a la que me sometiste y la estupidez en la que me sumí por ti.

Idiota. Soy una idiota por haber pensado que no te merecía. Por haber deseado merecerte. Por haber creído en ti. Jugaste cruelmente al decir que ibas a trabajar en algo en lo que nunca creíste. Nunca pusiste de tu parte. Y, como puedes ver, yo sí. Yo alcancé endurecerme de tal forma que tu adiós no me sumió en la total depresión, no deseo morir, no voy por la vida anhelando tenerte. Siento pérdida, sí; mas no siento desfallecer por tu maldita ausencia. Sé a ciencia cierta que eres tú quien no me merece a mí y eres tú quien más ha perdido al dejarme ir.

Yo creí en ti, en lo poco que me diste –casi nada-, confié demasiado en ti, en que harías un esfuerzo. Y creí todas las mentiras que dijiste. Porque, seamos honestos, mentías cada vez que me besabas. Mentías al tocarnos. Mentías al tomarme de la mano. Te escudarás tal vez diciéndote a ti mismo que lo hiciste para no herirme. ¿Más? No podías haberme hecho más daño del que ya me habías hecho. No podías haberme dañado más. Y sin embargo heme aquí, sintiéndome aún más herida. Aún más traicionada.

Mentiste al iniciar este juego en el que me trataste con tal desapego, que nunca en verdad me diste un verdadero lugar en tu vida. Fui tu amante y jamás me hiciste el amor. Fui tu amante y jamás me diste amor. Fui tu amante y jamás tuve ni siquiera ese lugar en tu vida.

Dices que las llamadas eran porque hablabas con una amiga, que los celos eran porque así eres con tus amistades, que me quieres mucho como amiga… y los besos ¿qué? ¿por qué besarme si no ibas a poner nada de ti en ellos? Y me prometiste que lo hacías porque querías. ¿Querías hacerme sentir como un animal al que se le tiene lástima? Sé sincero contigo mismo y acepta que te gustaban, que los disfrutabas. ¿O acaso me usaste para saber qué tan hombre eres?

Cobarde. Eres un cobarde porque, en lugar de arriesgarte a intentar ser feliz conmigo, te decantaste por lo que –según tú- amas. PERO NO ERES CORRESPONDIDO. No eres amado y sabes bien que si no ha sucedido en estos años de convivencia, pues muy pocas son las posibilidades de que llegue a pasar. Y yo te amaba con locura. Eras mi todo. Y poco a poco te encargaste de masacrar mi amor, mi dedicación, mi entrega. Me asesinaste, utilizándome como sacrificio humano para ver si así tu Dios se apiadaba de ti y te daba lo que tanto has deseado. Y tu ídolo no te dio por escuchado. Te ignora hasta el momento.

¿Qué crees? Así como yo no pude con todo mi amor, mis atenciones, mis cuidados, mi ternura, mis sueños, mis ganas de ti, de amarte y adorarte; hacer que me amaras, tampoco tú con todas tus ganas, por más que desees, vas a ser amado por la persona que tienes a tu lado. Nunca vas a saber lo que es tener para ti tanta adoración. Ésa persona no sabe amar. Se decidió a no amar. Y tú no vas a saber lo que es ser amado como yo te amé.

En la búsqueda de lograr tu corazón me perdí a mí misma en el camino. Ese fue uno de mis más grandes errores: cambiar para complacerte. Me hiciste menos, me rechazaste en todas las formas posibles y encontraste algunas más. Siempre me tuve que justificar ante ti. Me trataste como alguien amoral, inmoral, indecente; creo que sólo era para justificar ante ti mismo tu falta de coraje para aceptar y permitirme la entrada en tu corazón.

Me importa ya muy poco lo que puedas pensar de mí. Me vale si me consideras ligera o no. Yo sé quién soy, cómo soy y lo que valgo. Soy una dama, una gran mujer que perdiste por no saber ni querer amar. La mujer que no supiste apreciar en su justa medida. Perdiste algo grande, porque sabes que como yo nadie te va a amar y no vas a ser totalmente feliz porque no hay nadie que sea capaz de brindarte los pequeños destellos de felicidad que yo tenía guardados para darte.

Ve y pregúnta si esa persona estaría dispuesta a morir por ti. Hazlo. Pregúntale si la sola idea de verte herido le hace llorar o si el imaginarte sufriendo hace que su cuerpo entero se estremezca de dolor. Ahí tienes a tu amor.Vive feliz a su lado, colecciona los pocos segundos de felicidad que te pueda dar. Pero no esperes más.

Gracias a Dios, yo tengo muchos segundos de felicidad a los cuales aferrarme. Para recordar y volver a ser feliz mientras los rememoro aunque en este momento mi alma esté sangrando. Gracias a Dios tengo mucho de lo cual sostenerme y no sólo lo vivido contigo, sino también antes y después de ti. Y gracias a Dios con cada golpe que me han dado, me voy fortaleciendo más y más. Y me voy desensibilizando para no volver a jugar el papel de víctima, para que no me hagan sufrir más. Gracias a Dios en algún momento de mi vida he amado y he sido amada. Y alguien me amará.

Aunque ahora me haya tocado perder, no importa. Ya vendrán tiempos mejores. Llegará el amor. Espero que no te des cuenta ya tarde que conmigo perdiste tu mejor sueño: ser feliz, tener una pareja que te ame y una familia completa. Al perderte yo a ti, perdiste más tú de lo que crees que he perdido. Al hacer lo que me hiciste, te hiciste más daño del que crees haberme hecho a mí.

Si alguna vez deseas recuperarme, inténtalo, yo no voy a buscarte. Trata, a ver si consigues hacer que me olvide de todo lo pasado y vuelva a aceptarte... aunque sea como amigo. Mas no esperes que sea fácil, soy una persona muy diferente a la que conociste ayer.

Intenta ser feliz, yo lo haré. Y si no es conmigo, busca dónde y con quién, pero que te ame. No permanezcas mucho tiempo haciéndote el daño que me hice yo al tratar de convencerme de que cambiarías tus afectos hacia mí. No te destruyas de esa forma.

Créeme, lo más difícil es decidirse a dejar una relación que no te deja más que dolor y desencanto. Pero se supera, yo lo estoy haciendo.

Adiós.
Te amé demasiado y tal vez ese fue mi más grande error.

No hay comentarios: