sábado, 12 de enero de 2008

Carta de amor...



Esta es una carta de amor. Es una carta dirigida a un amor no correspondido, pero que no provoca lágrimas ni sufrimientos.
En estas palabras deseo expresar lo que mi impetuoso corazón carente de razones, no puede evitar: está empeñado en amarte, se ha empecinado en quererte.
Lo primero que quiero decir es que esto no es súbito, me has gustado antes, desde hace mucho tiempo. Aunque si me preguntas cuándo, no sé decir con precisión en qué momento fue que comencé a quererte. Hoy, siendo quien y como eres; y conociéndote como yo a ti, afirmo con convicción que el sentimiento es profundo como las fosas abisales del fondo del mar.
Yo no he buscado esto, más bien es algo que simplemente se dió. Es el obvio despertar de mi corazón aletargado, el renacer de mi alma abotagada a causa de anteriores reveses del amor.
Te quiero, y no te diré que lo hago "como jamás he querido a nadie"; lo que sí puedo garantizarte es que te quiero de una manera diferente, absoluta y madura.
Te quiero sin medida... y sin embargo pongo mesura a mi amor por ti.
Yo soy quien piensa en ti constantemente. Te pienso al despertar y te pienso al irme a dormir. Y no puedo evitar una sonrisa, cuando te recuerdo mientras como o me voy a bañar.
Soy aquella mujer que anhela ser alguien importante para ti.
Quiero que sepas que me cuesta trabajo saber lo que sientes, lo que deseas.
Me has dicho que la timidez te gana y es difícil para ti decir lo que sientes. Te cuesta dar el primer paso.
Entonces te pregunto ¿deseas que lo dé yo?
Y... ¿qué pasa si te digo que te quiero? ¿qué si te digo que deseo tus besos; que sueño con mezclar nuestras pieles y nuestros aromas; qué si anhelo fundir nuestras miradas en una sola amalgama de sensaciones irrefrenables?
¿Qué responderías a eso? Me da miedo pensar en la respuesta, pero las ansias por conocerla me ganan.
En honor a la verdad, todo esto que escribo me había gustado decirlo con poesía. Pero hoy la poca rima con que cuento se me ha escapado por la ventana acompañada de la cordura. Pensarte tanto, deslizó de entre mis manos la rima y dejó en su lugar una prosa que no es la mejor.
A causa de esto, mi carta es una carta sin rima y con una prosa un tanto desangelada. Incluso llena de frases trilladas y melosas rayando en la cursilería.
Pero es esto lo que mi loca pluma decanta de entre mis manos. Casi escribe con la roja tinta de mi propia sangre, con la cual espero imprimir lo que siento por ti.
Y después vine a volcarlo en este recipiente del ciber espacio, de donde tal vez un día lo leas tú. Y esperaré por aquel primer paso que ni tu timidez ni mis temores habrán podido sortear. Esperaré que me entregues tu corazón y con ello arrancaré de tajo las dudas y los complejos, para entregarme por completo a ti.
Gracias por leer mis palabras escritas a destajo. Escritas con prisa de llegar aunque todavía no sé a dónde las pienso dirigir.
Gracias por ser mi amigo antes que nada.
Y MILLONES de Gracias por devolverle a mi corazón herido las ganas de latir, por devolverle la ilusión a mi triste mirada.
Te quiero.
Ya no lo puedo negar.

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